jueves, 27 de septiembre de 2012

Algo está cambiando en la puerta del cole.


No es que el creciente paro y las nefastas perspectivas económicas no nos interesen, pero… a consecuencia de esta situación algo está cambiando en la puerta del cole: cada vez hay más caras nuevas, más padres que antes por su trabajo no podían estar. Quizás todos esos padres que nunca han podido llevar a sus hijos al colegio ahora lo hagan; quizás ahora todos tengamos un poquitín más de tiempo para sentarnos con ellos por las tardes y ayudarles con los deberes; quizás ahora podamos escucharles con más tranquilidad; quizás un día de lluvia, como hoy, no nos importe que se queden en casa; y quizás cuando se sientan mal, no nos preocupará dónde y con quién dejar a los niños. Quizás este sea un tiempo de ocaso económico. Pero ojalá seamos capaces de ver la otra cara de la moneda y disfrutar con nuestros hijos como hacía mucho que no lo hacíamos. A ver si esta crisis económica nos desvela con claridad esa otra crisis, la moral, a la que tan poca atención le hemos prestado.

domingo, 23 de septiembre de 2012

¿Qué esperamos?


Este es un blog de padres y para padres. Un lugar donde compartir nuestras inquietudes, pero también un lugar de encuentro que quiere dar cabida a la cotidianeidad familiar. No está adscrito a ningún centro escolar en particular, precisamente porque los temas de los que hablamos son comunes a todos. Y, por otra parte, no se trata de criticar la gestión educativa de unos pocos, sino más bien de comentar, desde la generalidad, cómo vemos nosotros, los padres, la educación de nuestros hijos; y de reivindicar la puerta del cole (o la calle, o un bar, o este mismo blog…) como lugar de encuentro de personas que tienen algo en común: niños en edad escolar.

A todos nos es ya familiar el término con el que la LOE define las relaciones entre padres, alumnos y profesores: comunidad educativa. Es cierto, todos formamos parte de una misma estructura en la que interactúan esos tres elementos que configuran un sistema educativo. A estas alturas, no me queda muy claro si este sistema se adapta o no a las necesidades sociales contemporáneas. Al menos, hace muchos años era así. El debate sobre si la escuela actual sigue el modelo de la Revolución Industrial y no se adecúa a nuestro siglo XXI está abierto, pero no es este el momento de poner sobre la mesa este asunto.

Sin embargo, a pesar de que todos somos integrantes de esta peculiar trinidad, no todos analizamos la situación de la misma forma. Herederos de este perspectivismo del que hablara Ortega y Gasset, nos situamos en lugares distintos, y desde ahí la realidad educativa se nos presenta de manera desigual. Alumnos y profesores participan de una misma experiencia, comparten un mismo espacio dentro del colegio. Nosotros, los padres, estamos fuera de ese espacio, aunque, dependiendo de cada familia, podamos estar más o menos implicados en el proceso educativo de nuestros hijos.

La participación de las familias en la escuela está regulada y legitimada por ley. Además de las AMPAs, existen los Consejos Escolares y la nueva figura que surgió el curso 2011-12, los delegados de padres. A pesar de la existencia de estos roles que en teoría están muy bien definidos, en la práctica las AMPAs se convierten en la mayoría de los casos en órganos encargados de la organización de fiestas escolares, quedando relegada su labor a la gestión de los días festivos. Los Consejos Escolares se convierten en sesiones informativas en los que los padres siguen siendo minoría. Y los delegados de padres, si no se remedia, vienen a duplicar de alguna forma las funciones de las AMPAs.

Pero, ¿y los padres que no tienen la posibilidad de participar en estos órganos? ¿Dónde se enteran de lo que pasa con la educación de sus hijos? ¿Dónde comentan las incidencias de clase? ¿Dónde preguntan sobre las dudas que le puedan surgir sobre exámenes, normas de conducta…?  Pues... en la puerta del cole, como es lógico. ¿Y quién responde? Otros padres en su misma situación. Si la única manera que tienen los padres de enterarse de los pormenores de los días escolares es seguir unos horarios de tutorías inflexibles e incompatibles en muchos casos con la vida laboral de los padres, lo más normal es que la puerta del cole se convierta en un hervidero de preguntas. He aquí donde las redes sociales,  bien gestionadas, podrían ayudar a mantener un diálogo más abierto y transparente entre padres y maestros.

Además, en la puerta también se habla del tiempo, que si “qué calor hace”, que si “a ver cuando deja de llover”; de nutrición, “mi niño no quiere desayunar”, “no sé lo que come en el comedor”; de psicología, “lleva unas semanas insoportable, será que tiene seis años y se está haciendo mayor”, “parece que está entrando en la temida edad del pavo”; de moda, “este año voy a comprar el uniforme”, “mi hija no quiere ni oír hablar de leotardos”; de economía, “hay que ver lo caro que está todo”, “hay una oferta de 2x1 en bolígrafos en la tienda tal”… Y es que, como en todo buen patio de vecinos, en la puerta de un colegio hay gente de todo tipo.

Y de todos estos temas hablaremos, a veces con seriedad, pero también, la mayoría de las veces, con mucho sentido del humor. Este espacio está abierto a todo el que quiera compartir sus pensamientos, pero también su experiencia como padre. Sed bienvenidos, y sentíos como en casa. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Más leer y menos chatear?

Nos ha llamado la atención una noticia aparecida en los últimos días en El País sobre la relación entre las nuevas tecnologías y los resultados de las pruebas de diagnóstico en la Comunidad Valenciana. Muchas son las preguntas que, como padres, nos suscitan estas líneas. ¿Debemos controlar lo que nuestros hijos hacen en internet de una manera invasiva? ¿Obtienen peores resultados académicos aquellos alumnos que dedican más horas a la semana a relacionarse con sus compañeros a través del chat? 

Reproducimos aquí su contenido:


El éxito o el fracaso escolar están directamente relacionado con el control que los padres ejercen sobre las actividades extracolares de sus hijos, además de la ya conocida influencia del entorno socioeconómico y cultural de las familias, que por primera vez también se ha tenido en cuenta en las pruebas de evaluación diagnóstica. Aunque este informe no está cerrado.
Lo que sí demuestran los resultados es que a mayor tiempo dedicado a la lectura mayor rendimiento académico, no solo en las áreas propiamente lingüísticas, sino también en las áreas de competencia matemáticas. Los niños que leen “todos de la semana” (sólo un 19% de los 95.000 evaluados) obtienen hasta 75 puntos más que los que “nunca” leen. Los primeros sacan 524 puntos en las áreas lingüísticas y 516 en matemáticas. El patrón se reproduce para los que lo hacen “algunos días a la semana” o “cuando quiero”, con un aprobado justito de 500 puntos.
El uso de las redes sociales y el control parental se revela como otro de los factores que inciden en los hábitos de estudio y en los resultados. La diferencia entre los que “chatean o twittean” todos los días de la semana y los que “nunca” o “algunos días” o “solo los fines de semana” es de 20 puntos.
Pese a lo importante del “buen uso de las Nuevas Tecnologías”, incidió la consejera María Catalá, el informe revela que sólo un 45% de padres controlan “bastante” o “mucho” el uso de Internet. El restante 55% no lo hace “nunca” o lo hace “poco”. La diferencia de resultados es de hasta 33 puntos.
Catalá destacó la importancia del “control parental de las extraescolares” y resaltó que, por el contrario, los hábitos de dos horas de música o deporte a la semana aumentan el rendimiento. Ahora, la consejería se propone que los informes lleguen a través de los consejos escolares a todas las familias para revertir la situación. La primera recomendación: más lectura y menos chatear.

?Puedes leer el artículo original aquí.