El reto de una navidad austera.

Reproduzco aquí un pequeño texto aparecido en El País hace apenas unos días. En él, se relata una imagen típica en los hogares españoles por estas fechas: los niños, bolígrafo en mano, rodeando con entusiasmo incontrolado una veintena de juguetes. ¡Una de mis hijas ya ha escrito tres cartas diferentes! Pues bien, pensemos que teniendo en cuenta la difícil situación económica que atravesamos, lo más responsable desde un punto de vista social es HABLAR CON NUESTROS HIJOS sin tapujos ni dramatismos: "hijo, esta año a los Reyes Magos les han impuesto recortes y, probablemente vendrán menos cargados de juguetes". ¿Lo importante? Como siempre, que ayudemos a nuestros hijos a no entrar en una dinámica de consumismo voraz. Os dejo con el artículo:

Actualmente, el 20% de la población española vive con ingresos inferiores al 50% de la renta per capita nacional por lo que son considerados “pobres”. Dos de cada 10, uno de cada cinco, lo pueden poner como gusten y el dato sigue cortando la respiración.

Pese a la gravedad de la situación, observo anonadada cómo los niños, ajenos a todo drama social, ojean los catálogos de las jugueterías marcando con rotulador páginas y páginas, escribiendo cartas de tres folios a los Reyes Magos, pidiendo este o aquel último modelo de muñeco, ordenador, zapatillas de fútbol, etcétera. Espero que este año sus padres sepan explicarles que Papá Noel está en crisis y los Reyes no tienen dinero, así que los regalos deberán ser más humildes. Lejos de provocar un trauma a sus vástagos, les harán partícipes de la realidad, empezarán a comprender que no siempre van a tener todo aquello que deseen y que la Navidad no se basa en amontonar cajas de regalos. Es una auténtica aberración que los niños tengan tantos presentes que no puedan ni siquiera apreciarlos. Valores como la generosidad y la solidaridad se enseñan en casa y no solo en la escuela, y hoy en día parece que miles de niños no los han oído jamás de boca de sus padres.— Vanessa Martínez.