martes, 2 de septiembre de 2014

Los alumnos olvidados de la LOMCE.

Sorprende ver a Carmen Fariña (hija de inmigrantes españoles) como responsable de educación de Nueva York. Pero sorprende más que este cargo se lo hayan dado a sus 71 años. Una tiende a pensar  que a esa edad ya se ha hecho todo, y que si no es así, ya no queda tiempo para nada más. Su entusiasmo, su ansia de reforma del sistema educativo neoyorquino, reflejan un espíritu aún emprendedor.

Según Carmen Fariña, los sistemas educativos tienen que servir a la ciudadanía a la que se dirigen. Y esto nos lleva a plantearnos una pregunta: ¿sirve la nueva LOMCE a nuestra ciudadanía, aquí en España? En el fondo, lo que estamos diciendo es: ¿nos proporciona la LOMCE un modelo de eficiencia educativa? Por eficiencia educativa entendemos que, por un lado, existe un input de recursos y, por otro, una consecución de resultados medibles. Habría mayor eficiencia cuantos menos resultados no deseados nos encontrásemos (por ejemplo, un alto grado de abandono escolar reflejaría un sistema educativo poco eficiente).

Uno de los cambios significativos con respecto a la LOE está el el artículo 122.4. en el que se refuerza la autonomía de los centros. A partir de ahora, las escuelas podrán diseñar un proyecto educativo propio y podrán especializarse en el ámbito curricular, funcional o por tipología del alumnado. Los directores tendrán que ser unos auténticos maestros de ceremonias para poder llevar a cabo una empresa de semejante tamaño. Se dice que podrán establecer los requisitos que deberá cumplir un maestro para cubrir una vacante, o que incluso podrán rechazar a un determinado docente que proviene de una lista centralizada, ya que “cuenta con autonomía para adaptar los recursos humanos a las necesidades derivadas de los mismos”.

Si aplicamos este modelo de eficiencia, basado en procesos económicos y orientado sólo y exclusivamente a la obtención de resultados académicos medibles en términos objetivos, si dejamos que prime la competitividad entre centros por quedarse con los mejores alumnos para no perder recursos, si los resultados de la evaluación se utilizan sólo para imponer un castigo a los centros que no cumplan los objetivos (con la consecuente retirada de fondos), estaremos confundiendo la gestión de un centro educativo con la gestión de una empresa. Y nos dejaremos muchos aspectos importantes en el camino, en otros, a los propios alumnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario